La inercia de los cotizantes frente a los cobros de comisiones ha motivado a plantear una licitación de stock de afiliados en el marco de la reforma previsional. Sin embargo, expertos presentan diversas visiones respecto a cuál sería el mejor mecanismo para enfrentarlo, advirtiendo problemas con la rentabilidad.
Un reciente editorial del Diario Financiero abordó un asunto de debate dentro de la Reforma de Pensiones que plantea el Gobierno, correspondiente a la licitación de stock de afiliados.
Básicamente, la propuesta del Ejecutivo apunta a resolver este desafío mediante la licitación de los afiliados antiguos, buscando así generar menores comisiones para este grupo. No obstante, esta medida conlleva importantes complejidades, destacando la necesidad de traspasar un volumen significativo de activos financieros de una administradora a otra.
Si bien, este traspaso es factible en el caso de activos líquidos con precios de mercado claros, particularmente en el sector financiero advierten que los activos alternativos y derivados podrían presentar dificultades.
Un aspecto adicional de consenso técnico es la importancia de migrar hacia una política de inversiones que privilegie activos de mayor retorno. Esta transición ha llevado a las administradoras a orientar sus carteras hacia activos alternativos, los cuales ofrecen retornos más altos a largo plazo, aunque poseen menor liquidez.
Problemas de rentabilidad
El editorial del DF expuso que “uno de los riesgos que se advierte es que, frente a licitaciones habituales de stock de afiliados, esas inversiones no se realicen, afectando la rentabilidad de los fondos, lo que ya ha comenzado a encender alertas entre parlamentarios de oposición, quienes dudan sobre la real efectividad de esta medida para subir las pensiones, que es el objetivo que se plantea con la reforma”.
Dado este contexto, hoy se están explorando alternativas que fortalezcan la competencia. En la Comisión del Trabajo del Senado, se ha planteado un modelo de comisión mixta, que combine un cobro fijo sobre el ingreso imponible con uno variable, basado en la rentabilidad obtenida.
“Más allá de los argumentos técnicos que esgrimen detractores y defensores de una alternativa u otra, la diferencia de hasta tres veces en términos de las comisiones entre la AFP más barata y la más cara es una fuente de preocupación entre los actores del mundo político que debaten los cambios al sistema previsional”, expuso el editorial.
“Si bien las posiciones en torno a los mecanismos para bajar los precios en la industria aún parecen estar alejadas, es posible apreciar una mayor atención en la rentabilidad de los fondos, algo mucho más relevante en las futuras pensiones que el valor de las comisiones de administración, que afectan el nivel del sueldo líquido, pero no el monto de la jubilación”, planteo el medio a través de su editorial.
Por lo tanto- según lo planteado en el DF- la ponderación al revisar esta alternativa para los afiliados debe estar más centrada en la rentabilidad que en los costos de las comisiones.