La crisis energética mundial desencadenada en 2022 tras la invasión rusa de Ucrania generó ganancias inesperadas para las empresas de petróleo y gas, las cuales superaron en cinco veces los compromisos financieros anuales establecidos para combatir el cambio climático. Un reciente estudio publicado en Climate Policy revela que las principales empresas de combustibles fósiles obtuvieron ingresos extraordinarios que sumaron cerca de medio billón de dólares, lo cual ha generado un llamado a que estos beneficios sean considerados en futuras políticas de financiación climática.
Medio billón de dólares en «superbeneficios» inesperados
El estudio recopiló datos de 93 grandes empresas de combustibles fósiles y comparó las ganancias esperadas al inicio de 2022 con las ganancias reales reportadas al cierre del año. Las cifras revelaron que estas empresas obtuvieron unos 490.000 millones de dólares por encima de las expectativas, a lo que los investigadores denominaron «superbeneficios». De esta suma, alrededor de 300.000 millones de dólares fueron percibidos por empresas privadas, en su mayoría con sede en países desarrollados, mientras que el resto fue a compañías con control gubernamental, principalmente de países en vías de desarrollo.
Este aumento de los ingresos responde directamente al alza en los precios internacionales de la energía, un efecto de la crisis geopolítica derivada del conflicto en Ucrania, que impulsó una demanda mayor por combustibles fósiles y disparó sus precios.
Un potencial para el financiamiento climático
El análisis también destaca que los superbeneficios obtenidos por estas empresas representan aproximadamente cinco veces el compromiso de 100.000 millones de dólares anuales que las naciones desarrolladas acordaron movilizar a partir de 2020 para ayudar a los países en desarrollo en la mitigación y adaptación al cambio climático. Este compromiso fue establecido en la Cumbre del Clima de Copenhague en 2009, y su cumplimiento ha sido cuestionado debido a la insuficiencia de fondos. En este contexto, el equipo de investigadores propone que los superbeneficios de las empresas de combustibles fósiles podrían aportar significativamente a esta financiación climática.
El profesor Michael Grubb, coautor del estudio y académico de University College London, insta a los gobiernos a que consideren el uso de estos ingresos extraordinarios en favor de los más afectados por el cambio climático. Grubb enfatiza que «hay un gran potencial de financiación en manos de las empresas de combustibles fósiles, y es imperativo que estos recursos contribuyan al financiamiento climático global».
Tributación y distribución justa: temas de debate en la COP29 y el G20
Los investigadores sugieren que una mayor tributación a las futuras superganancias de las empresas de combustibles fósiles debería formar parte de la agenda de las próximas reuniones internacionales, tales como la COP29 en Bakú y el G20. El objetivo sería destinar estos recursos adicionales a fondos de apoyo climático y de compensación para los países más vulnerables ante el cambio climático, en línea con las negociaciones de la Nueva Meta Cuantificada Colectiva (NCQG) que se discutirá en la próxima COP.
Los investigadores señalan, además, que estos superbeneficios son 700 veces la dotación inicial del fondo de Pérdidas y Daños, creado en la COP anterior en Dubái con 700 millones de dólares para ayudar a los países afectados por desastres climáticos. Este fondo, aunque importante, ha sido considerado insuficiente ante las crecientes demandas de los países más golpeados por fenómenos climáticos extremos.
Un nuevo enfoque para enfrentar el cambio climático
La escala de los superbeneficios generados por las empresas de petróleo y gas durante la crisis energética de 2022 abre la discusión sobre la responsabilidad que estos sectores tienen en el financiamiento de la adaptación y mitigación del cambio climático. Con el mundo avanzando hacia metas de reducción de emisiones y buscando financiación para enfrentar los efectos del cambio climático, el debate sobre una tributación adicional y el uso de estos ingresos extraordinarios cobra relevancia.
Los resultados de este estudio enfatizan la urgencia de adoptar políticas internacionales que redirijan parte de los recursos generados por el sector de los combustibles fósiles hacia iniciativas de acción climática, en particular para los países en desarrollo.