En entrevista con La Tercera, el director del Instituto de Economía de la Universidad Católica instó a una reforma previsional que priorice el fortalecimiento del ahorro individual y considere cuidadosamente los desafíos del mercado laboral actual.
En una reciente entrevista con La Tercera, el director del Instituto de Economía de la Universidad Católica, Tomás Rau, ofreció un análisis crítico sobre la reforma previsional que actualmente se tramita en el Senado, enfatizando su preocupación por la falta de mejoras sustanciales en las pensiones de los futuros pensionados.
«Me parece que la reforma es técnicamente deficiente, porque no mejora las pensiones de los futuros pensionados respecto a las actuales, y eso es algo que muestra, de hecho, el mismo informe de la Superintendencia de Pensiones. Y siento que no ataca los problemas de fondo, como son la informalidad laboral, las lagunas previsionales y las bajas edades de jubilación», aseguró.
En cuanto a la fórmula correcta, Rau subrayó la necesidad de aumentar el ahorro para mejorar las pensiones, proponiendo que el incremento en la cotización se aplique gradualmente, priorizando casi en su totalidad el fortalecimiento de las cuentas individuales. Además, sugirió que cualquier aumento adicional en la Pensión Garantizada Universal debe estar condicionado a un significativo incremento en las cotizaciones.
“Tenemos asalariados que no cotizan, que son cerca de 900 mil. Hay otro grupo de informales que son empleadores, hay otros familiares no remunerados, trabajo doméstico. Y si tú sumas todas esas personas, más los desempleados, te da que más de un tercio de las personas no está cotizando. Entonces, hay un riesgo, sin duda, de que la PGU y en general los distintos programas sociales estén desincentivando la formalidad”, explicó.
En esa línea, propuso que el 6% de cotización adicional se destine principalmente a cuentas individuales, mientras que las mejoras en las pensiones actuales se financien mediante impuestos generales.
En cuanto al aumento de la cotización, Rau señaló que debe aplicarse con gradualidad dada la delicada situación del mercado laboral, sugiriendo un mínimo de tres puntos a cuentas individuales como punto de partida para una evaluación continua y reajuste según sea necesario.