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Banco Mundial vuelve a reducir proyección de crecimiento para Chile

Según las previsiones del organismo este año la economía chilena crecería 1,7% versus el 1,9% pronosticado en abril.

Tras las consecuencias generadas por la pandemia del Covid-19 y su agravante con los efectos de la invasión rusa en Ucrania, el Banco Mundial redujo sus perspectivas de crecimiento para la economía global, la que, según advirtió, está entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de bajo crecimiento y elevada inflación.

Según el último informe Perspectivas económicas mundiales, este contexto aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente perjudiciales tanto para las economías de ingreso mediano como para las de ingreso bajo.

Así se prevé que la economía mundial crezca 2,9% en 2022 frente al 4,1% pronosticado en enero. Además el organismo estima que oscile en torno a ese ritmo durante el período 2023-24, a medida que la guerra en Ucrania afecte la actividad, la inversión y el comercio en el corto plazo; la demanda reprimida se disipe, y vayan eliminándose las políticas monetarias y fiscales acomodaticias.

En el caso de Chile, el Banco Mundial redujo su estimación para el crecimiento este año a 1,7% desde el 1,9% proyectado en abril, el que a su vez, ya había sido recortado a la baja frente al aumento de 2,2% previsto en enero.

En tanto, para el próximo año bajó su pronóstico a 0,8% desde 1,5%, mientras que para el 2024 mantuvo su previsión en un aumento de 2%.

Riesgo de recesión

En su informe el organismo señala que como resultado de los daños derivados de la pandemia y la guerra, este año, el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo se ubicará casi un 5 % por debajo de su tendencia previa a la pandemia.

“La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países, será difícil evitar la recesión”, afirmó el presidente del Banco Mundial, David Malpass.

“Los mercados están expectantes, por lo que es urgente fomentar la producción y evitar las restricciones comerciales. Se requieren cambios en las políticas fiscales, monetarias, climáticas y de endeudamiento para contrarrestar la asignación inadecuada de capital y la desigualdad”, añadió.

Estanflación

En el informe se realiza una evaluación de la forma en que las actuales circunstancias económicas mundiales se comparan con la estanflación de la década de 1970, con especial énfasis en la forma en que la estanflación podría afectar los mercados emergentes y las economías en desarrollo.

La recuperación de la estanflación que se registró en los años setenta exigió fuertes aumentos en las tasas de interés en las principales economías avanzadas, lo que contribuyó en gran medida a desencadenar una serie de crisis financieras en los mercados emergentes y las economías en desarrollo.

Al respecto, Ayhan Kose, director del grupo de Perspectivas del Banco Mundial. señaló que “las economías en desarrollo deberán equilibrar la necesidad de garantizar la sostenibilidad fiscal con la necesidad de mitigar los efectos de las múltiples crisis en los ciudadanos más pobres”.

Por ello, indicó, “comunicar con claridad las decisiones en materia de política monetaria, aprovechar la credibilidad de los marcos de política monetaria y proteger la independencia del banco central puede anclar eficazmente las expectativas inflacionarias y reducir el grado de restricción monetaria requerida para lograr los efectos deseados sobre la inflación y la actividad”.

El informe señala que la coyuntura actual se asemeja a la de la década de 1970 en tres aspectos principales: perturbaciones continuas del lado de la oferta que favorecen la inflación, precedidas por un período prolongado de política monetaria altamente acomodaticia en las principales economías avanzadas; perspectivas de menor crecimiento, y vulnerabilidades que los mercados emergentes y las economías en desarrollo afrontan respecto de la aplicación de una política monetaria restrictiva que será necesaria para poner freno a la inflación.

Sin embargo, el episodio actual también difiere del que se vivió en los años setenta en múltiples dimensiones: el dólar es fuerte, lo que refleja un marcado contraste con la grave debilidad que tenía la divisa en esa década; porcentajes de aumento de los precios de los productos básicos son menores, y los balances de las principales instituciones financieras son en general más sólidos.

Se prevé que la inflación mundial será moderada el próximo año, pero probablemente seguirá estando por encima de las metas de inflación en muchas economías. En el informe se advierte que, si la inflación continúa siendo elevada, una repetición de la resolución del anterior episodio de estanflación podría traducirse en una marcada desaceleración mundial, acompañada de crisis financieras en algunos mercados emergentes y economías en desarrollo.

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